Por: Rogelio
Despertar el temor ó la codicia son dos incentivos muy socorridos. A quien no quiera verlo, más le vale abrir los ojos.
Por ejemplo: veamos como actúan los abogados. Instilar el temor es labor que hacen todo el tiempo. Si usted compra una casa, su abogado comenta: “Tal vez las escrituras estén en regla, pero…”Lo que le da a entender, en realidad, es: “Usted me necesita”.
Otro caso: el de los corredores de bolsa. Ellos ganan dinero cuando usted corre riesgos, de modo que procuran despertar su ambición y calmar sus temores. Ante tales asechanzas, ármese de recelos.
Por el contrario, si usted empleado, deseche temores. Con miedo a actuar en forma decisiva ó creadora, no correrá riesgos, y su eficiencia disminuirá. La solución consiste en hacerse tan necesario para sus patrones como ellos lo son para usted. De ésta manera, el temor disminuye y la codicia de ambas partes se equilibra
Despertar el temor ó la codicia son dos incentivos muy socorridos. A quien no quiera verlo, más le vale abrir los ojos.
Por ejemplo: veamos como actúan los abogados. Instilar el temor es labor que hacen todo el tiempo. Si usted compra una casa, su abogado comenta: “Tal vez las escrituras estén en regla, pero…”Lo que le da a entender, en realidad, es: “Usted me necesita”.
Otro caso: el de los corredores de bolsa. Ellos ganan dinero cuando usted corre riesgos, de modo que procuran despertar su ambición y calmar sus temores. Ante tales asechanzas, ármese de recelos.
Por el contrario, si usted empleado, deseche temores. Con miedo a actuar en forma decisiva ó creadora, no correrá riesgos, y su eficiencia disminuirá. La solución consiste en hacerse tan necesario para sus patrones como ellos lo son para usted. De ésta manera, el temor disminuye y la codicia de ambas partes se equilibra
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